Decisiones sobre Crianza de los Hijos en Familias Reconstituidas




Viviana Alvarez Yepez

Decisiones sobre Crianza de los Hijos en Familias Reconstituidas





     Dentro de los nuevos modelos de familia, las familias reconstituidas, amalgamadas, o ensambladas,  representan el modelo que más está aumentando en nuestra sociedad.  El término familia reconstituida se refiere a un sistema familiar en el cual al menos una de las personas que conforman la pareja tiene hijos de uniones anteriores (Ganong & Coleman, 2004). A pesar de que este término no parece ser el más apropiado, no existe en español una palabra que describa el significado del término en inglés stepfamily.

     
    El reto consiste en integrar dos familias que normalmente provienen de una ruptura anterior, con dos historias de vida, con dos visiones sobre la educación, con costumbres, aficiones, distribuciones del tiempo y valores diferentes... para formar una nueva familia y tener buenas decisiones sobre su crianza. La familia reconstituida más antigua, la de toda la vida, es la que proviene de la muerte de uno de los cónyuges. El padre o la madre viudo o viuda se vuelve a emparejar y aparece la figura del padrastro o madrastra que todos conocemos desde nuestra más tierna infancia, ya que protagonizan buen número de cuentos infantiles.

Desarrollo de las Familias Reconstituidas:


     Desde una perspectiva del desarrollo de la familia durante el ciclo vital, las familias reconstituidas atraviesan cuatro grandes fases en su conformación: cortejo y preparación para la unión marital, fase temprana, intermedia y tardía (Anderson & Sabatelli, 2007). En la fase de preparación para la unión marital la principal tarea que afronta la pareja es lograr aclarar sus expectativas con respecto a la vida juntos y a los roles que desempeñarán en relación con la crianza de los hijos (Visher & Visher, 1996). Una vez inicia la convivencia en familia, se requieren al menos 2 o 3 años —fase temprana— para que la familia desarrolle una identidad como tal y se integre a la nueva pareja al núcleo familiar.


     En la fase intermedia, se vuelven a definir los roles que cumplen los padres/madres biológicos en la crianza de sus hijos, al tiempo que se van haciendo más claros los roles de otras figuras como la ex pareja y la nueva pareja. Finalmente, en la fase tardía, se estrechan los lazos entre los hijos y las diferentes figuras paternas (biológicas y no biológicas) de acuerdo con la manera como se han definido los roles en la etapa anterior. Si bien esta perspectiva propone fases en el desarrollo de las familias reconstituidas, es importante aclarar que ese proceso no es lineal. Es decir, es posible que debido a cambios evolutivos de los individuos y a transformaciones en las relaciones dentro y fuera de la familia, sea necesario volver a definir roles o a establecer límites en diferentes momentos del ciclo vital (Coleman & Ganong, 1990). Así mismo, esta teoría plantea que existen diferentes trayectorias y logros en el desarrollo de las relaciones dentro de estas familias. 

Decisiones y Roles en la Crianza


      Además de las perspectivas del desarrollo, otras dos aproximaciones teóricas que permiten comprender la manera como se toman decisiones y se definen los roles en relación con la crianza de los hijos en familias reconstituidas son la perspectiva de género (Williams, 2000) y el modelo contextual sobre determinantes del involucramiento paterno (Flouri, 2004). A continuación se discuten los resultados de estudios empíricos sobre relaciones padres-hijos en familias reconstituidas a la luz de estas dos perspectivas.

Crianza y Perspectiva de Género






    




  

   Los estudios sobre crianza en familias reconstituidas resaltan el papel de las expectativas sociales sobre los roles de género en la definición de las relaciones padres-hijos. Esto es especialmente relevante al comparar los roles que asumen las figuras maternas (madre biológica y madrastra) y las paternas (padre biológico y padrastro). Las madres biológicas tienden a mantener la custodia de los hijos y convertirse en la principal figura de cuidado después de la disolución de la unión marital (Ganong & Coleman, 2004). 

     Se ha encontrado que las madres tienen más expectativas de autonomía en decisiones relacionadas con la crianza de los hijos (Allen, Baucom, Burnett, Epstein, & Rankin-Esquer, 2001) y esto se le atribuye a creencias culturales —ideología de la maternidad (Williams, 2000) — que posiblemente les hacen sentir que deben tener más responsabilidad que su nueva pareja en las decisiones relacionadas con sus hijos. En el caso de las madrastras, las expectativas sociales sobre su rol en la familia son mucho más claras que las expectativas sobre los padrastros. 

     Especialmente en familias donde los hijastros residen permanentemente con su madrastra, se espera que ellas se involucren emocionalmente con ellos y asuman diversas tareas de cuidado propias del rol materno tradicional (alimentación, apoyo emocional y supervisión escolar, entre otros) (Orchard & Solberg, 1999). De acuerdo con esta perspectiva, esperábamos que se les asignaran tareas de cuidado y apoyo emocional tanto a las madres como a las madrastras. Así mismo, anticipábamos que las madres mantendrían autonomía en decisiones relacionadas con la crianza de sus hijos.


Perspectiva Contextual:






    Flouri (2004) plantea un modelo contextual sobre el involucramiento paterno en el cual interactúan cinco factores: características del padre, características de la madre, relación entre los padres, características del hijo y factores del contexto. Este modelo resulta especialmente relevante para entender los roles que asume la nueva pareja en la crianza en familias reconstituidas. Como lo indican los estudios (Ganong & Coleman, 2000), los intentos para establecer un vínculo entre padrastro (o madrastra) y sus hijastros pueden verse afectados por diversas situaciones. Así, por ejemplo, si el padre/ madre biológico tiene una relación demasiado cercana con sus hijos y mantiene límites muy estrictos en el involucramiento de su pareja en la educación de sus hijos, esto puede hacer más difíciles los intentos del padrastro/madrastra de acercarse emocionalmente a ellos (Ganong & Coleman, 2004). 

     
     Por otra parte, el modelo de Flouri (2004) permite entender los resultados de otros estudios sobre la relación que mantiene el padre biológico no residente después de la separación conyugal. Como lo señala Pryor (2008) la relación con el padre biológico que no reside con los hijos depende de factores como: (a) la calidad de la relación entre ex esposos, (b) la edad de los hijos al momento de la separación de los padres y (c) la formación de nuevas uniones maritales. En general, entre más jóvenes sean los hijos en el momento de la separación y nuevo matrimonio de sus padres biológicos, existe mayor probabilidad de que el contacto con el padre no residente se reduzca (Aquilino, 2006). Así mismo, la relación con el padre no residente puede verse afectada por el desarrollo de la relación con el padrastro. Es decir, puede hacerse más cercana si el hijo percibe al padrastro como un intruso, pero también puede hacerse más lejana si se desarrolla una buena relación con el padrastro (Pryor, 2008).

La Autonomía de Madres y Padres Biológicos: 
     Es posible que dichas creencias sobre la importancia de la figura materna estén asociadas a la ideología sobre la maternidad (Williams, 2000), que propone la perspectiva de género para explicar el comportamiento de las madres biológicas en familias reconstituidas. Sin embargo, como lo señalan otros autores (Hanson, Mc Lanahan, & Thomson, 1998), el involucramiento en la crianza de los hijos ocupa un lugar central en la vida de las madres después del divorcio, especialmente debido a que es más común que los hijos queden al cuidado de la madre y, por lo tanto, durante la transición del pos divorcio se estrechan los lazos afectivos con dicha figura parental. 

     Por lo tanto, esta tendencia de las madres a mantener autonomía y control sobre las decisiones relacionadas con la crianza de sus hijos podría explicarse también a partir de la teoría del ciclo vital de la familia aplicada a los cambios en las relaciones familiares que generan transiciones, como el divorcio o la formación de nuevas uniones maritales (Anderson & Sabatelli, 2007).


La Nueva Pareja y su Transición a Figura Parental:
     La participación de la nueva pareja en las decisiones sobre los hijos y su involucramiento en diferentes aspectos de la crianza están regulados en cierta medida por el padre/madre biológico. El apoyo que padres y madres biológicos reciben de su pareja actual se evidencia principalmente en el manejo de rutinas, la administración de consecuencias, el monitoreo de los hijos y el apoyo en las tareas escolares. En este sentido, las responsabilidades asumidas por padrastros y madrastras indicarían que ello-as asumen roles paternos o maternos con sus hijastros, como lo indican estudios en otros países (Ganong & Coleman, 2004).


La forma de prevención del aspecto dado el artículo frente al sistema 

familiar y el contenido de las lecturas del curso.



















    

    

     
La familia es un sistema muy importante para todos los seres humanos, cuando empieza a debilitarse debemos buscar alternativas  u ayuda de un profesional que le permita crear estrategias para su fortalecimiento. Cuando  ya existe una fragmentación en la familia y llegan a la separación; inicialmente al empezar con  una nueva relación se debe tener en cuenta  los nuevos integrantes de la familia, y manejarlo con una actitud positiva, teniendo en cuenta que  los padres y los hijos van a tener un cambio al asumir nuevos roles de por ejemplo: para ellos es muy difícil que sin romper lazos afectivos  alguien llegue a ocupar el lugar de su madre o el padre, y es allí donde empiezan las diferencias debido a que ellos asumen  ese cambio como si fuera una pérdida o un duelo el cual deben aprender adaptarse a los mismos para así poder reestructurar su vida  y tratar de conseguir  la armonía en el hogar.


     Es necesario generar autoestima a cada integrante, creando al mismo tiempo una dinámica que permita involucrar todos los miembros que la conforman,  ser comprensivos y conscientes  acerca de los sentimientos encontrados  que sienten los hijos al no aceptar la nueva relación y  tratar en esas circunstancias por la que están pasando  sobre llevarlos para evitar los conflictos y mejoren su conducta. El papel del respeto cumple un aparte muy fundamental, es necesario mantener una conducta muy respetuosa con ellos sin que se realicen acciones o comentarios que sientan ofendidos o  a ese ser, (ya sea el padre o madre). Es indispensable  que todos los  miembros aprendan a manejar las emociones mediante las habilidades o estrategias de autocontrol de sus propias emociones;  para que sean más llevaderas las relaciones y con el tiempo estas puedan llegar a  fortalecerse sin ninguna afectación de las emociones, teniendo en cuenta que los padres deben manejar las mismas reglas y normas establecidas en el hogar con todos los hijos de igual forma aplicarlas, para evitar que algunos de los miembros se sientan discriminados,  y tratar de brindarles protección mucho  cariño y afecto  para el fortalecimiento de los factores protectores y disminuir los factores de riesgos.


     Como lo señalan otros autores (Coltrane, Gutiérrez, & Parke, 2008), es necesario comprender las similitudes y las diferencias en los patrones de relación en familias reconstituidas de otras culturas, de manera que podamos ayudar a las parejas en dichos contextos a afrontar los retos que implica formar y mantener este tipo de estructura familiar. Algunos estudios indican que en otras culturas estas parejas son menos estables (Van Eeden-Moorefield & Pasley, 2008) y, por lo tanto, es necesario identificar e intervenir sobre aquellos factores de riesgo que hacen a estas parejas más proclives a la separación.

 Proyección del ejercicio ético del psicólogo ante la temática del artículo:



       El sistema familiar está considerado como el sistema más importante y esencial para el ser humano, pero debido a diferentes problemáticas que se presentan en la mismas, se derivan diferentes tipos de familias; sobre todo existen muchas dificultades en las familias reconstruidas; que en los últimos tiempos de la modernidad ha tomado más fuerza trayendo deterioro en la salud y disminución de la calidad de vida en muchas familias como son: los problemas de convivencia,  depresión, violencia,  discusiones, etc. 

Es muy difícil la reconstrucción social de una comunidad que ya no es la misma, pero se puede ayudar a que aprendan a controlar las emociones negativas que hacen daño  los demás (hogar), cambiándolas  por las positivas mediante habilidades  de inteligencia emocional,  es esencial y cumple un rol muy importante en la  toma de decisiones sobre  su crianza y   mejoramiento de la calidad de vida de los hijos.


     Según Roizblatt, (2006), invita a tener en cuenta la peculiaridad  de los lazos relaciones de los sistemas ensamblados como una ventaja para trabajar en pro de su calidad de vida, recomienda  que ante las circunstancias de estas familias, el investigador, terapeuta, u otro tipo de interventor interesado en la temática, puede asumir una función de mediador y potencializador para ayudarles a estimular su creatividad, habilidades y formas de actuar en las situaciones que les atañen, conflictos y dilemas y demás, para que se facilite la movilización de canales de interacción basados en la riqueza de su diversidad  y por ende puedan establecer límites y roles que le resulten beneficiosos.










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